Defensoría del Pueblo de la Nación

Se espera que para el año 2050, el peso de los plásticos en los mares superará el peso de todos los peces

El Defensor del Pueblo de la Nación exhortó al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación a que promueva la investigación sobre la contaminación por microplásticos en cuerpos y cursos de agua identificados al efecto, a fin complementar la información científica de base actualmente disponible, facilitando la identificación y evaluación de las fuentes, cantidades, rutas, tendencias en distribución y desplazamientos, y sus posibles efectos ambientales.

Se espera que para el año 2050, el peso de los plásticos en los mares superará el peso de todos los peces

Asimismo, propuso impulsar e incentivar investigaciones que posibiliten contar con protocolos estandarizados para poder monitorear esta contaminación y facilitar la comparación de datos.

En la resolución exhortó al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación a que junto a las jurisdicciones provinciales y municipales articulen medidas a fin de reducir el volumen de microplásticos que llegan a los distintos cuerpos de agua y que conjuntamente con los organismos competentes, elabore una estrategia común que posibilite incorporar en los monitoreos sobre la calidad del agua la detección de los mismos.

Finalmente, le solicitó al Ministerio del Interior a que conjuntamente con los organismos competentes, elabore una estrategia común que posibilite incorporar en los monitoreos sobre la calidad del  agua la detección de microplásticos.

La Defensoría nacional inició una actuación de oficio porque científicos de la UNLP y del CONICET detectaron microplásticos en el tubo digestivo de 11 especies ictícolas de consumo humano, entre ellas ejemplares de surubí, pejerrey, sábalo, patí y carpa, en zonas costeras del Río de La Plata.

El trabajo confirmó una asociación entre la presencia de estos contaminantes y la proximidad a una fuente de descarga cloacal, la planta de residuos cloacales Berisso.

Según advierten, estos microplásticos tienen un tamaño menor a 5 mm y su origen más frecuente es el lavado de ropa y productos de higiene personal que no son tratados adecuadamente.

Según su tamaño se pueden categorizar como:

  1. Macroplásticos (más de 5 milímetros (mm)),
  2. Microplásticos (menos de 5 mm) o
  3. Nanoplásticos (menos de 100 nanómetros (nm)).

Se calcula que al menos 51 trillones de partículas microplásticos ya se encuentran en los océanos, constituyéndose en uno de los seis principales problemas ambientales incipientes.

Los microplásticos primarios son partículas de plástico que se fabricaron en ese tamaño pequeño, mientras que los microplásticos secundarios son el resultado de la fragmentación continua de plásticos más grandes al degradarse por el desgaste causado por la radiación solar ultravioleta y la abrasión física del viento y las olas.

Estas partículas llegan al agua por a) descargas de aguas residuales de plantas de tratamiento, b) descargas de pluviales, c) escurrimiento de lixiviados desde vertederos urbanos de distintas características o de zonas industriales o d) por abandono de residuos en zonas costeras y playas, entre otros.

Dado que la investigación señalaba que la presencia de microplásticos se incrementaba notablemente cerca de la descarga de aguas residuales, se consultó a la empresa concesionaria del servicio de tratamiento cloacal en la zona. La empresa indicó que los tamices de la planta de tratamiento Berisso pueden filtrar partículas mayores a 0.75mm y señaló que junto al caño maestro de aporte de agua tratada al río, confluyen dos pluviales de grandes dimensiones que recogen agua del Casco Urbano de la ciudad de La Plata.

Es posible que las aguas residuales de las plantas de tratamiento sean una de las fuentes de microplásticos en el estuario, como también los pluviales.

En conclusión, hay ausencia de un diagnóstico sobre la presencia de microplásticos en los recursos hídricos de nuestro país y la necesidad de realizar el mismo radica en la importancia que reviste el flagelo de la contaminación marina por plásticos en nuestro país y en el mundo, y en los compromisos internacionales que Argentina ha asumido.

Según (PNUMA) entre el 60-90% de la basura marina está compuesta por distintos polímeros plásticos. El crecimiento continuo de la producción mundial de plásticos, y la aparición de nuevos mercados que lo demandan hace prever que la cantidad de los mismos en el medio marino siga aumentando, a lo que debe agregarse su durabilidad y resistencia a la biodegradación natural.

La Ley General del Ambiente incorpora a la precaución como uno de sus principios y lo define de la siguiente manera: “cuando haya peligro de daño grave o irreversible la ausencia de información o certeza científica no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces, en función de los costos, para impedir la degradación del medio ambiente”. Además, nuestro país se comprometió a cumplir la Agenda 2030 entre cuyos puntos se destaca: “De aquí al 2025, prevenir y reducir significativamente la contaminación marina de todo tipo, en particular la producida por actividades realizadas en tierra, incluidos los detritos marinos y la polución por nutrientes”.

Por eso, y porque se estima que para el 2050 el peso de los plásticos en los cursos de agua superará el peso de toda la masa biológica (conf. Ellen MacArthur Foundation, 2017), resulta necesario tener un mejor conocimiento o comprensión de las fuentes, las cantidades, las rutas, las tendencias de distribución, la naturaleza y los efectos de los microplásticos; y es preciso que el Estado nacional, el provincial y el municipal trabajen articuladamente a fin de garantizar la disponibilidad de un marco legal, técnico y financiero que facilite la implementación de medidas al efecto.

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